La elección del nuevo Papa marca un momento histórico: un líder católico con raíces estadounidenses y corazón latino que promete renovar el rumbo de la Iglesia Católica
Desde la basílica San Pedro se ha anunciado con algarabía al nuevo Papa, líder espiritual de la iglesia católica. Robert Francis Prevost, originario de Illinois, Estados Unidos, ha sido elegido como sucesor del Papa Francisco, asumiendo el liderazgo de más de 1.300 millones de católicos alrededor del mundo.
A sus 69 años con ascendencia francesa y española, Prevost no era considerado uno de los favoritos en las quinielas vaticanas. Sin embargo, su elección ha desatado una ola de emociones, marcada por el resonante anuncio del tradicional “Habemus Papam”.
Comenzó su formación y carrera eclesiástica a los 21 años, cuando ingreso a la Orden de San Agustín, una comunidad religiosa que estudia y se dedica a la vida comunitaria y el servicio pastoral. Además, obtuvo en Roma un Doctorado en Derecho Canónico, lo que le otorga sólida formación en temas jurídicos y teológicos, herramientas que le permiten ejercer su nuevo rol como cabeza de la iglesia.
Entre los aspectos más destacados de su trayectoria se encuentra la década que vivió en Chiclayo, Perú, donde desempeñó una intensa labor pastoral y social. Fue obispo de esta región entre 2014 y 2020, su labor incluyó trabajar estrechamente con comunidades vulnerables, promoviendo la justicia social. Es considerado un líder con raíces estadounidenses y corazón latino, y se ha convertido en motivo de orgullo, admiración y esperanza para la comunidad hispanoamericana.
Su proclamación como Papa León XIV simboliza la continuidad con el legado de compromiso social, alineándose con las reformas iniciadas por el Papa Francisco. Esta elección refleja su intención de seguir promoviendo una Iglesia cercana al pueblo, que actúe como un puente entre culturas y generaciones, con el objetivo de impulsar la inclusión y adaptarse a los desafíos contemporáneos.