El exasambleísta habla sobre la actual crisis política. Lea esta entrevista con este empresario que no ha abandonado la política.
César Rohon es uno de los pocos políticos que tienen conexiones en las dos principales ciudades del país: Quito y Guayaquil.
El 14 de mayo de 2021, antes de la posesión del presidente Guillermo Lasso, abandonó el Partido Social Cristiano (PSC) por mantener firme sus convicciones al no pactar para favorecer la impunidad del correísmo. Denunció un posible acuerdo para la creación de la Comisión de la Verdad, que hubiera empujado la absolución de los jerarcas del correísmo de casos penales. Eso sostiene hasta ahora.
Pero este acto, que dinamitó la alianza entre Creo, el partido del Presidente Lasso, y el PSC, de Jaime Nebot, es determinante en la actual crisis política. Vivimos las consecuencias de esa ruptura, ya que causó heridas que no han sanado.
Rohon, de 66 años, dejó su puesto en la Asamblea Nacional hace más de un año, en marzo de 2022. Al calor de su renuncia, habló de la posibilidad de que los legisladores sean destituidos por no cumplir con un cambio político en favor del futuro de la nación. Para él, ahora, todo se agravó. Aunque sí cree que hay salidas. Lea esta entrevista.
P. ¿Cuáles son las salidas a la crisis política desde la Presidencia?
Las salidas son constitucionales. Siempre tenemos que hablar de la legalidad y la constitucionalidad, del Estado de derecho. El juicio político al Presidente en la Asamblea es legal y constitucional. Es más, tiene un dictamen favorable de la Corte Constitucional. Y tiene un ámbito de acción, que es la presunción de peculado en Flopec. Pero se van cayendo las pruebas. No hay pruebas. Entonces, el juicio político se va debilitando en la propia Asamblea. Los acusadores no han tenido la capacidad de estructurar la acusación al Presidente de la República. Entonces, muchos asambleístas, que otrora votaron por el informe de la Comisión Ocasional, con 104 votos, dicen: no, pues yo no me puedo embarcar en esta barbaridad.
P.¿Cómo puede aprovechar Carondelet?
Bueno, la Presidencia está haciendo su trabajo. Además, desde que sale de la Corte Constitucional hasta que se instale el juicio político, hay 45 días. Esos 45 días son un plazo inmenso para iniciar una negociación política. Y llega al Gabinete el ministro Henry Cucalón que conoce de esto, que es hábil. Que ha vivido en la Asamblea en los últimos ocho años. Y está en un proceso de negociación política, que es legal. Que es constitucional. No estoy hablando de compra de votos.
P. Algunos satanizan esto. ¿Tiene que haber negociación política?
Sí. El Ejecutivo tiene que buscar acuerdos políticos que le permitan continuar en el poder. Porque lo otro es cruzarse de brazos y dejar que lo garroteen. Y el garroteo termina en que hay 92 votos para la destitución del Presidente. La salida del Presidente del cargo y la asunción al poder del Vicepresidente de la República. Que es lo legal y lo constitucional.
P. ¿Desde el lado de la Asamblea hay salidas o los legisladores están condenados a plegar a las fuerzas correistas y de sus excoidearios, los socialcristianos, aparentemente motivados por la venganza?
No se puede tomar decisiones con revancha. Con odio. Porque nos estamos olvidando del Ecuador. El Ecuador es el bien superior de todos. Y nadie está pensando en el Ecuador. Lo único que están pensando en la Asamblea es: bueno, con este nos hemos peleado a morir y hay que sacarlo como sea. ¿Y el Ecuador? El país ha pasado a segundo plano. Primero están los intereses de los partidos políticos y sus líderes. La Asamblea lo único que quiere es tumbar a Lasso. Y si no le tumban en la Asamblea, entonces van calentando la calle.
P. ¿Apelamos a la reflexión patriótica de los legisladores, a su conciencia?
Buscar acuerdos para la gobernabilidad. Bajar el volumen al odio y empezar a construir por el Ecuador. Esa es la primera salida. La otra es la Constitucional: si el Presidente de la República, dentro de la ley y la Constitución, sí ve que corre peligro su estancia en el poder, aplique la muerte cruzada. Que es legal y constitucional y la Asamblea se va a su casa. Él tiene que poner su cargo a disposición del pueblo ecuatoriano su cargo, entonces el Consejo Nacional Electoral tiene que convocar elecciones de Asamblea y de Presidente en siete días. Ahí, Lasso puede ser ratificado para terminar los dos años que le faltan o puede haber un nuevo Presidente por dos años en el Ecuador.
P. Hay voces que creen que lo vivimos es consecuencia del diálogo fallido entre Creo, los socialcristianos y correístas. Y usted fue protagonista. ¿Vivimos una consecuencia de sus actos al denunciar el pacto de impunidad con Rafael Correa?
Yo fui claro en mi posición. Y fue la única del partido. Cuando no estuve de acuerdo me fui. Lo hice por dos razones. Primero, ante las declaraciones de la líder del correísmo, Pierina Correa, que dice que hay que buscar una Comisión de la Verdad, nadie dijo nada. Entonces, yo sí dije que no estoy de acuerdo con la Comisión de la Verdad. Porque la Asamblea no puede revisar los fallos judiciales. Y, en segundo lugar, no hubo una acción democrática de parte de mi organización política, en ese entonces, para elegir democráticamente al candidato a la presidencia de la Asamblea Nacional, y me fui. Resulta que el candidato del Partido Social Cristiano a la Asamblea Nacional lo escogió el correísmo. Y yo no puedo, como miembro de una organización política, aceptar semejante barbaridad. Porque es una afrenta a la organización política.
P. En la Revolución Ciudadana creen que actualmente vivimos las consecuencias de lo que sucedió en ese entonces.
Ellos tienen más información que yo. Porque ellos han seguido juntos, han seguido conversando. Es más, se los ve muy unidos. Cosa extraña desde mi punto de vista. Seguramente esos diálogos fallidos, tienen ahora, como consecuencia, una lucha frontal contra el poder. Porque hoy es de frente. Hoy no es escondido. El Partido Social Cristiano y UNES quieren tumbar a Lasso. Están buscando los 92 votos para su destitución en la Asamblea Nacional. A ratos vemos que Pachakutik sí vota, luego que no votan. Que unos son fieles a Iza y otros amedrentados por Iza. Y otros no le tienen miedo a Iza y no votan. Así no se puede llevar la política. Con estos antecedentes, nuevamente, ¿dónde está el Ecuador? Todos los líderes que hemos mencionado se olvidaron del Ecuador. El país se construye con generosidad, con diálogos, con acuerdos. Porque, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas, en el Ecuador nos podemos poner todos de acuerdo en cuatro o cinco cosas, no más, para la gobernabilidad, para el futuro. ¿Dónde quedó la reforma política? El Ecuador después de 40 años de unicameralidad y elecciones legislativas en primera vuelta presidencial, sigue fragmentado. La Asamblea Nacional sigue controlando el poder político, secuestrando al poder político. No le deja gobernar al Presidente. Es hora de una reforma para tener al menos elecciones legislativas en segunda vuelta, en la bicameralidad.
P. El Vicepresidente tiene algún papel en este contexto o se queda sentado hasta ver qué pueda suceder.
Reemplaza al Presidente por ausencia, por destitución o por muerte, es lo constitucional. El Vicepresidente tiene la función que le da el Presidente. Y si el Presidente no le da ninguna función se convierte en una figura decorativa. Debería tener una función específica dentro de la gestión del Estado. El país no sabe lo que va a pasar y el Vicepresidente dice: soy leal al Presidente, si él se va yo también me voy. ¿Quién asume la Presidencia en ese caso? Hay que analizarlo.
P. Ese rumor crece.
Así es. Pero eso no va a ocurrir. Porque el Presidente y el Ministro Cucalón tienen la lectura política muy clara. Puede estar en la Asamblea, defendiéndose de la acusación en el juicio político, y, al mismo tiempo, el Ministro de Gobierno entrega el Decreto para disolver la Asamblea Nacional en la Secretaría de la Asamblea. Si es que esto del juicio político continúa, si es que el Gobierno siente que no hay seguridad para salvar su posición, viene la muerte cruzada. No hay otra salida.
P. ¿Las Fuerzas Armadas juegan en este tablero político con las nuevas operaciones?
Sin duda. Las Fuerzas Armadas tienen bajo su responsabilidad la seguridad nacional. Si bien las Fuerzas Armadas no son garantes como eran en la Constitución del 98, tienen la responsabilidad de la seguridad nacional. En este escenario se podría dar una convulsión, por la muerte cruzada que sería rechazada por los que calientan la calle y tumbarían al Gobierno. ¿Quién es el que dirime? ¿Quién pone orden en el Ecuador? ¿Los rabiosos que salen a las calles a tumbar al Gobierno, a quemar Quito, o las Fuerzas Armadas tienen la responsabilidad constitucional y legal de poner orden en el Ecuador? Las Fuerzas Armadas, al final del día, por ley, tienen la responsabilidad de la seguridad del país. No van a permitir que el país se vaya al tacho de la basura.
P. Una de las salidas es buscar la unidad. La sociedad civil, sindicatos, gremios, academia, defensores de derechos humanos, están discutiendo eso. ¿Utopía?
La sociedad civil se ha cruzado de brazos en los últimos 40 años. Le ha entregado las reformas al poder político. Entonces, si el poder político no actúa, no actúa nadie. La Asamblea que es la llamada a hacer una reforma, al menos parcial a la Constitución para buscar la gobernabilidad, pero no la hace ni la va a hacer. No le interesa perder su estatus, de secuestrar al poder político. De mantener fragmentado al país. No les interesa. ¿A quién le corresponde hacer una reforma, buscar un acuerdo nacional para la gobernabilidad, para el cambio? A la sociedad civil. La Constitución de Montecristi es la que tiene al país acabado. Lo deseable sería hacer una nueva Constitución. En estas condiciones que está el país, ¿hay el ambiente para llamar a una asamblea constituyente? No. ¿Hay el ambiente para una reforma sensata que permita la gobernabilidad del país? No.
P. ¿En qué le falta músculo a la sociedad civil y cómo puede fortalecerse?
En lo que está haciendo. Uniéndose. Porque esto no es cuestión de derecha o de izquierda. Esto no es cuestión de blancos, cholos, de montubios o morenos. No. Todos, todos somos Ecuador. Entonces la sociedad tiene que involucrarse a buscar acuerdos. A buscar mecanismos. El momento en que la sociedad civil se organice, la sociedad civil se levanta, y cerrará la Asamblea. Es lo primerito que cerrará.
P. ¿Usted cree que sí tiene la posibilidad de hacer eso con la coyuntura actual?
Claro. Siempre hay la posibilidad de que la sociedad civil cierre la Asamblea. Y en ese caso, hay la posibilidad de una Asamblea Constituyente para hacer una nueva Constitución que esté enmarcada en un marco de gobernabilidad. Que no tenemos el día de hoy en el país. Tenemos una Constitución totalmente contradictoria… un artículo le da un derecho y en el otro se lo quita. Y en el siguiente artículo lo interpreta. Eso es lo que tiene el país acabado.
P. ¿Si el Presidente triunfa, cómo lo ve usted en los dos años de Gobierno que faltan?
La izquierda radical se la tiene jurada al presidente Lasso. Y no van a descansar para botarlo, ni en la Asamblea ni en la calle. ¿Sabe cuándo se van a calmar? Cuando pase el tercer año. Porque a Lasso ya lo tenían fuera y eso iba a pasar supuestamente en enero. Las proyecciones de ellos era que ya en enero no había Lasso. Y resulta que no les está saliendo su planificación estratégica. Si Lasso llega al tercer año todo se va a desinflar porque se tienen que alistar para presentarse a la elección presidencial y legislativa. Pero, sin la reforma para la gobernabilidad, vamos a ir a otro proceso electoral con las mismas reglas de juego. Con un país que no tiene norte. No tiene rumbo. Donde nadie quiere construir nada. Y donde lo único que reclaman es un pedazo. Nada más. Porque esto se ha convertido en eso: en una hacienda donde cada uno tiene un pedazo de terreno. (JC)
Cosepe recomienda uso de armas letales para combatir al terrorismo